domingo, 26 de mayo de 2013

El mundo cabe en una canción.

   Para esta clase, la profesora nos pidió que cada uno de nosotros trajéramos un instrumento, en mi caso el único que tengo en mi casa es un kultrún, que es un instrumento de percusión mapuche que me regalaron en scout hace un par de años, por lo que tiene gran valor para mí. Así que ese día todos llegaron con variados instrumentos, sin saber lo que haríamos con ellos.

Al llegar a la sala la profesora nos dio la instrucción de poner todos los instrumentos que habíamos traído al centro y que nos pusiéramos en torno a ellos y que los observáramos, todos muy diversos, en tamaño, en forma, en sonido, para posteriormente elegir uno diferente al que nosotros habíamos llevado. Yo elegí un palo de agua, ya que siempre me ha gustado su sonido, como que da mucha calma y me relaja.


Cuando ya todos tomamos un nuevo instrumento, tuvimos que expresar diferentes emociones que nos iba diciendo la profe con nuestro instrumento, por ejemplo: rabia, alegría, tristeza, entre otros. De ahí nos tocó juntarnos con nuestros compañeros que tuvieran instrumentos de la misma clase que el nuestro (los instrumentos de viento, los de percusión.. etc) y se nos explicó que había que hacer una pequeña composición musical en conjunto y que después habría que presentarla frente a todos. Los palos de agua eran tres así que éramos el grupo más pequeño, compuesto por la Dani, la Cata y yo.

Salimos de la sala y primero fuimos dando ideas de lo que queríamos hacer. Fue difícil empezar ya que ninguna de nosotras le pegaba a la música y aparte el palo de agua no tiene muchos sonidos para hacer, pero logramos ponernos de acuerdo y armar algo entretenido. Después de un rato todos volvimos a la sala para mostrar lo que habíamos hecho.

Fue entretenido escuchar a los otros grupos, algunas de las cosas que hicieron era muy originales y sonaron muy bien, otras.. no tanto, pero salio muy entretenido todo. Creo que la idea de la clase era darnos cuenta de que podemos expresarnos de otra manera, sin ser músicos podemos tomar un instrumento y demostrar una emoción y poder transmitirla a otros.

Eso es lo que me gusta de la música, el trabajo creativo que hay por detrás y cómo podemos decir mucho sin ni siquiera decir una palabra. Otra cosa que también me gusta es todas las emociones que puedes sentir con la música y también nos permite, por lo menos a mí, recordar diferentes momentos, personas, lugares, solo con escuchar una canción. La vida sin música es aburrida, es una frase que he escuchado mucho y que por lo menos a mí me hace harto sentido, me encanta escuchar música gran parte del día, cuando estudio, cuando voy en la micro y el metro, cuando camino sola, etc. Ahora mismo mientras escribo estoy escuchando música, para terminar dejo una canción que me gusta mucho, se llama El viento trae una copla de Bersuit Vergarabat.



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